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viernes, 5 de abril de 2013

Café a ciegas


EL ABRA Y LA ONCE MUESTRAN CON UNA CATA LOS PROBLEMAS DE LOS INVIDENTES PARA PREPARAR ESTA BEBIDA
LA MARCA CAFETERA LLEVA EL BRAILLE A SUS ETIQUETAS.

La rutina es una costumbre que se adquiere al repetir una misma tarea o actividad muchas veces, hasta que, con el paso del tiempo, se realiza casi de manera automática. Una muy común y extendida es tomar café en varios instantes del día. Además, prepararlo es un gesto sencillo y rápido pero… ¿siempre? La vida está llena de excepciones y particularidades que, en muchas ocasiones, son imperceptibles para el común de los mortales pero que existen. Y en el simple placer y hábito de hacer uno mismo una taza de café, también. Si no, basta con ponerse en el papel de un invidente. ¿Qué complicaciones puede encontrar? A priori, la sensación es que pocas. Solo tiene que encender y programar la cafetera, tener todos los elementos necesarios a su alcance -taza, cucharilla, café ya sea molido o en las modernas cápsulas y, según los gustos, azúcar y leche-, dar al botón indicado y esperar a que termine el proceso.

En realidad parece fácil pero, como en cualquier otra acción cotidiana, la primera vez que se realiza pueden cometerse pequeños errores o generarse numerosas dudas que una persona vidente rara vez se plantea: si hay algún elemento de la cafetera que pueda quemar fácilmente al tacto, la manera de calcular y acertar con las dosis, cómo detectar a tiempo si el depósito de agua está vacío o cómo saber que la taza tiene ya la cantidad de café deseada.

Muchas respuestas las da la práctica y la experiencia pero también hay habilidades y sentidos que las personas ciegas aprenden a desarrollar para hacer su vida, y en concreto este usual hábito, más llevaderos. La carga de café en el vaso se puede calcular gracias al oído y contando mentalmente los segundos que lleva el líquido cayendo. La cantidad de agua en el depósito se aprecia tanteando a pulso el recipiente y, también, al escuchar el ronquido especial que hace la máquina al quedarse casi vacía.

ETIQUETADO EN BRAILLE Son solo algunos ejemplos de inconvenientes que, poco a poco, se van salvando y controlando gracias a la rutina. Pero, ¿cómo elegir, identificar y conocer el tipo de café deseado?

Esa dificultad, para la que hasta ahora es casi imprescindible pedir ayuda, tiene una primera vía de solución gracias a la iniciativa lanzada por la firma vizcaina Cafés El Abra, asentada en Arrankudiaga, y la ONCE. Ambos ofrecieron ayer una cata a ciegas para que los participantes pudieran sufrir en persona todos estos inconvenientes anteriormente descritos.

"Somos la primera marca cafetera del Estado en etiquetar los envases de café en cápsulas en el sistema braille", anunció ayer su director comercial, César Hernando. La iniciativa se lanza al mercado con los cuatro tipos de café en cápsula con más aceptación (Espresso, Sin Cafeína, Colombia y Ethiophia) "y también se ha traducido al braille una carta que recoge todas las características de estos cafés y sus diferentes cualidades que se podrá encontrar en las máquinas cafeteras especialmente dispuestas para el uso de este colectivo", destaca.

La ONCE cuenta con 70.000 afiliados a nivel estatal y unos 3.600 en Euskadi. Cerca de 10.000 personas son usuarias del sistema braille, de las que 150 viven en la CAV. "Para todos ellos es importante lograr el máximo nivel de autonomía en su vida cotidiana y con iniciativa como esta se va avanzando en ese objetivo", resalta, por su parte, Ana Dávila, jefa de Servicios Sociales de la ONCE en Euskadi.

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